04 marzo 2010

Las ausencias de tía Enriqueta




















Es mi tía Enriqueta una mujer peculiar en varios aspectos. No solo por tener casi un siglo y mantener un humor estupendo, o por el dulce y cariñoso trato que nos ha dado a todos; o por el amor que ella y su marido se profesan después de tantos años, o ese olor a lavanda que como una nube de verano siempre parece envolverla. Es peculiar por su extraña costumbre de ausentarse.
No son ausencias largas, algunas duran unos minutos, otras horas. Y mientras está ausente su cuerpo reposa placido en su sillón de tejer. Las primeras veces nos asustamos un poco; la familia entera correteando por la casa buscando una explicación, y las llamadas al médico, pensando en lo peor, pero antes de que éste llegara a casa, mi tía ya había vuelto de su ausencia; sonriente y fresca, de mejor humor si cabe.
Los niños, como son, intentan hacerla rabiar en sus ausencias. Se suben encima, la pinchan suavecito con sus agujas de coser e intentan hacerla cosquillas; pero mi tía nada, ausente.
Cuando le preguntamos dónde está durante sus ausencias se sonroja como una colegiala y mira hacia otro lado, pero se le adivina una sonrisa pícara y un brillo en los ojos que son orgullo de la familia. Noto a veces en mi tío, su marido, el asomo de unos celos que rápidamente apaga con un movimiento de cabeza y una sonrisa. En realidad no le importa dónde esté durante sus ausencias; se quieren y eso es bastante para los dos. Cuando mi tía vuelve se abrazan con ternura y se dan besitos castos, aunque en el temblor de sus manos se adivina una pasión que no se apaga, que como un fuego fatuo ilumina la salita de azul.
Ahora lleva ya tres años ausente, en una quietud algo distinta, pero no nos preocupa. Sabemos que está en ese lugar al que ella va, que está bien y es feliz, y a menudo bromeamos sobre las cosas que no nos contará cuando vuelva.

Eleder

3 comentarios:

  1. Me gusta mucho como consigues que emanen del relato sensaciones , afecto, tranquilidad, bondad, y el final que supongo lo has dejado abierto a distintas interpretaciones.

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  2. Me gusta la ternura y la naturalidad de la familia. Esta muy conseguido. La muerte es parte de la vida y quien sabe cuando volverá la abuela...

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  3. Este es uno de mis preferidos, Eleder. Ya te lo he comentado alguna vez. Me encanta ese cariño, esa ternura que transmite (le pinchan suavecito con sus agujas de coser). Me encanta ese punto positivo, tierno, de una situación muy dura y la forma de contarlo, poco a poco.
    Vamos, que ¡queremos más, Eleder!
    :)

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