05 marzo 2010

¡No llores por mí, Martina!















En 1574 Juan Fernández tardó treinta días en ir desde El Callao a Penco, cuando los navíos tardaban hasta seis meses en hacer este recorrido, venciendo los fuertes vientos del sur; esto le valió para ser acusado por el Santo Oficio de Lima de “navegar por arte diabólica”; fue en este viaje cuando descubrió la isla de Santa Cecilia, rebautizada después con el nombre, prosaico pero claro, de “Más a tierra”, y que en 1966 pasó a llamarse Robinson Crusoe.
Durante muchos años fue refugio de piratas y presidio y tal vez por eso sea un lugar tan especial.

En esta isla nació hace doce años Martina Maturana.
Martinita nació con los ojos bien abiertos y con una crespa mata de pelo rojo.
Martinita no lloró al nacer, tuvieron que pasar ocho meses para que llorase por primera vez y entre sollozos dijera claramente “Demetrio es malo”. Su madre, asombrada, se dirigió a la cocina y encontró a su hijo Demetrio, de seis años, destripando con un cuchillo la muñeca de Martinita.
Volvió a llorar cinco años más tarde estando en la fiesta del Rodeo de Villagra, cuando, señalando la montaña, le dijo a Angélica “Madrina, esa roca va a caer”; corrió Angélica donde los alguaciles Heriberto Chamorro y Danilo Brito, que ordenaron parar la fiesta y retirarse; obedecieron todos menos el pobre Lucas Luque, que borracho, como casi siempre, no se enteró y lo encontraron tres días más tarde al retirar los cascotes, después de volar la roca que al caer había cortado el camino del valle de Villagra.
Hace una semana, a las tres de la mañana, Martinita se despertó llorando y les dijo a sus padres “El mar está creciendo”, se encaminó a la plaza y golpeó el gong sin cesar, consiguiendo que todos los vecinos, incluso Bertulio Mancilla que lleva veinticuatro años sordo, subieran a la montaña, desde donde vieron cómo el mar entraba hasta sus casas y las deshacía.
Sus vecinos han decidido que harán todo lo posible porque Martinita, esa niña tan especial, no vuelva a llorar nunca más.

TSB 2010

3 comentarios:

  1. Me ha recordado muchísimo a cualquier cuento de Isabel Allende. ¡Qué bien escribís! Mertxe

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  2. Precioso cuento lleno de esa sensacion magica que producen esas historias que estan en la frontera de la realidad. Muy buena!

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  3. ¡Muy bueno! A mí también me ha recordado a Isabel Allende, los nombres, el ambiente que se respira en el relato, ese toque de magia, de lo inexplicable.

    Me gusta como el inicio del relato pega un giro cuando anuncias que "tal vez por eso sea un lugar tan especial". Ya nos ponemos alerta, me enganchas a seguir leyendo mientras me pregunto por qué será especial...

    De nuevo con los personajes y sus historias (el borracho Lucas Luque, el sordo Bertulio...)consigues ir enlazando la historia y dándole un ritmo y un ambiente ideal para el desarrollo de la historia.

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