04 marzo 2010

ROSAS DE DAMASCO












Se acabó, no hay vuelta atrás. Sentado a tu lado, amada mía, me abriré las venas.
Escapándose la vida me sentiré vivo.
Me mirarás con tus ojos muertos, me mirarás sin verme.
Y yo seguiré amándote hasta la muerte.
Amor, sobre la mesa te he dejado un ramo de rosas de damasco, las más perfumadas, nuestras favoritas
Adiós, mi amor, te odio como siempre, como nunca.
Es impensable quererte más.

Mª Victoria Gil Arregui

3 comentarios:

  1. Tan aparentemente de vuelta de todo o quizá por eso. No dirás que este corto relato está exento de un dramático y exacerbado romanticismo, pero con garra, en absoluto melindroso. Es de los míos.

    PIJOTEROENTROMETIDO

    ResponderEliminar
  2. Un cuento lleno de una esencia, en tan poquito sitio tanto. Bravo.

    ResponderEliminar
  3. ¡Ole! Dramático. Mucha fuerza. Lleno de dobles sentidos, de contrastes, de sorpresas que vas descubriendo con cada lectura. Muy fuerte. Muy bueno.

    ResponderEliminar